Para dar con la fuente de financiamiento adecuada y que te sirva para lo que tú necesitas lo mejor es recurrir a un consultor/a que conozca muy bien qué puerta tocar y que te entrene para adjudicarte un proyecto.
En la columna anterior les conté por qué me convertí en productora de leche de burra. La alergia alimentaria de mi hija fue el verdadero motor de un proyecto que, como todos los emprendimientos, resultó tremendamente complejo, arriesgado, pero al mismo tiempo desafiante y gratificante cuando logras salir adelante.
Debo confesarles que la primera vez que le conté a mi marido que tenía ganas de levantar una lechería de burras en el campo no me miro con la mejor cara y lo entiendo. Cuesta imaginar a una mujer partiendo de cero, sin grandes conocimientos de producción de leche, de animales y menos de burras desarrollar un proyecto así, pero me vio tan entusiasmada y decidida que me apoyó.
En mi cabeza yo ya tenía bastante adelantado: tenía que modificar una sala de ordeña, traer burros de no sé dónde (en ese entonces no sabía dónde estaban los burros en Chile) y montar una lechería para vender leche a todas las mamás que, como yo, estaban enfrentadas a alimentar a un hijo o hija con alergia alimentaria, además de muchas otras personas que buscan productos saludables, con propiedades funcionales.
Comencé a investigar de dónde podía traer las burras y ahí comenzaron los problemas, cometí muchos errores hasta que por fin pudimos llegar al lugar preciso. Lamentablemente era muy lejos y el flete representaba un costo importante, pero eso no fue un obstáculo para continuar.
Luego, tenía que tener una sala de proceso, ya que me convertiría en productora y elaboradora de leche de burra. Debía entonces aprender a pasteurizar, a manejar maquinaria de ordeña de burras que no existían en Chile, invertir en diseño, packaging, etiquetas, página web, etc… una inversión bastante grande con la cual me vería enfrentada de golpe y porrazo. No podía arriesgar todos los ahorros y pedir créditos tan grandes para comenzar con mi proyecto, así es que se me ocurrió investigar por fondos para emprendimientos.
La verdad no es tan fácil postular y elegir el fondo preciso para lo que uno necesita y decidí buscar ayuda en lo que no manejaba y así simplificar esta etapa que podía ser muy larga, engorrosa y terminar en nada. Felipe Ríos, médico y consultor en temas de emprendimiento y neurociencia, fue mi asesor y quien me ayudó a elegir el fondo a postular y me entrenó para poder ganar el concurso y adjudicarme el premio PRAE de CORFO a fines del año 2018.
Estos fondos fueron fundamentales para comenzar de la mejor forma, me dieron la posibilidad de iniciar un proyecto a largo plazo, adquirir equipos y accesorios de última tecnología para lograr alcanzar uno de nuestros principales objetivos: la inocuidad del producto.
De esa manera tenía solucionado una buena parte y habíamos logrado un gran avance. Sabíamos que con esta ayuda lograríamos producir y elaborar leche de burra, con una marca, una descripción de sus propiedades y que podríamos desarrollar un sistema de venta y distribución. El siguiente paso, y otro de los pilares de nuestro proyecto, fue conformar un rebaño de burras felices, bien tratadas, para que nos entreguen un producto sano, fresco, natural y lleno de propiedades benéficas para la salud.
En las siguientes columnas les hablaré de la importancia del bienestar animal y les daré algunos consejos para quienes se inician en un emprendimiento parecido al mío, pero si tienen dudas y quieren saber algo más, pueden escribirme a contacto@laburra.cl
También les recomiendo el apoyo del equipo de Marketing Alimentario del Diario Lechero que tiene gran experiencia en estos temas diariolechero@diariosur.cl
Autora: Pilar Eynaudi, ingeniero agrónomo, emprendedora y fundadora de la lechería “La Burra”.
Fono: +569 5333 6931 | contacto@laburra.cl
Fuente: www.diariolechero.cl
Deja una respuesta